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Historia Inspirada: Felicidad y éxito.

Vínculo en el Tiempo
Vínculo en el Tiempo

VÍNCULO EN EL TIEMPO

Historia inspirada por Fanny Guerrero


Imaginé que la vida después de la escuela sería más simple. Al menos eso me parecía, pero al ver a mi hermano mayor, comencé a darme cuenta que no era así. Ya estábamos a la mitad del curso, cuando los profesores nos comenzaban a bombardear con consejos, y advertencias. Conseguir entrar a la universidad, era un logro que debíamos conquistar, y en cada festival, nos recordaban que el tiempo se acababa para los que estábamos en el último año. Las clases eran bastante simples, haciendo que el calor del verano las alargase innecesariamente. Ahí, en el pupitre, estaba siempre sentada a la espera de la campana del almuerzo para ir a ver a Shion.


Cuando sonaba la campana, trataba de escapar de las manos de mis amigas. Siempre me arrastraban al patio central para comer juntas. Ahí donde estaba una de las canchas de tenis, donde la mayoría de chicas se acercaba a observar a los mejores del club de tenis. Yo aprovechaba ese tiempo para ir a la clase de Shion, y comer junto con él en la cafetería. Estuvimos hablando un buen rato ese día. Yo había preparado más comida de lo usual, por lo que quise compartirla con él. Noté su expresión tensa, incluso evitando mirarme directamente. Sentí que algo no estaba bien, pero esperé a que fuese él mismo quien hablase. Nos sentamos en una de las mesas en la cafetería, mientras algunos estudiantes hacían fila para comprar su comida. La mesa estaba limpia, siendo apenas del tamaño perfecto para nosotros dos. Saqué la caja de comida que tenía envuelta en un par de pañuelos, y la coloqué sobre la mesa para abrirla. Shion sacó una bolsa de papel que contenía un pan de melón y una caja de jugo. Lo miré con desdén, ofreciéndole comida real. El aceptó apenado. Actuaba algo diferente ese día.


Mientras comíamos, recordé muchas de las cosas que habíamos vivido. A penas si creía que ese era nuestro último año en el instituto. Shion siempre había estado conmigo, desde que éramos niños. Tenía un instinto protector, que me hizo confiar plenamente en él desde el inicio. Incluso siendo a penas unos niños, se tomaba la molestia de acompañarme a casa, lo que terminó por acercarnos de tal forma, que nos hicimos buenos amigos muy rápido. Shion era un chico muy amable, incluso con los brabucones, lo que lo hacía tremendamente descuidado. Solía confiar fácilmente en extraños, y era algo que me gustaba evitar para que no se metiese en problemas. Mientras terminaba de comer, el chico frente a mí bebía sorbos lentos de jugo. Noté que, desde sus adentros, algo se esforzaba por salir, pero no encontraba la manera correcta de expresarlo. Recogí la caja de comida, envolviéndola nuevamente en los pañuelos. Faltaban pocos minutos para que la campana sonase, y fue cuando se atrevió a hablar. Me miró con un rostro de preocupación, llamando poderosamente mi atención. Me dijo que no sabía cómo expresarlo, y por eso había tardado. Mi corazón se aceleró de tal manera, que no pude evitar sonrojarme un poco. Él se acercó, y con palabras tenues terminó diciendo que se iría de la ciudad al terminar el año. Mi corazón se rompió.


El tiempo suele pasar más rápido de lo que pensamos, cuando estamos ansiosos. Mi corazón había tenido aquel latido nervioso desde que Shion me dijo que se iría de la ciudad. Cada vez que lo veía, solía sentirme insegura, por lo que dejamos de frecuentarnos tanto después de aquello. Él sabía que la noticia me había afectado, pero mantenía la distancia para no causarme problemas. Decidí enfocarme en mis estudios, para mantener ocupada la mente. Mis amigas ayudaron a aliviar el estrés de la noticia, con sus frecuentes invitaciones. Terminé cediendo a muchas de ellas, por lo que salía más constantemente. Shion dejó de ir conmigo a casa, y nuestros encuentros dejaron de suceder. El fin del año escolar llegó, junto con la primavera. Las flores de cerezo adornaban el suelo por todos lados, mientras los estudiantes llegaban al auditorio donde sería la ceremonia de graduación. Muchas estaban tristes por no haber podido entrar en alguna universidad, pero en mi caso, había logrado entrar en la escuela de letras. El siguiente período tendría que ir al campus de la universidad para comenzar la carrera.


Con el viento cálido, llegó a mí la nostalgia cuando vi a Shion sentado en la distancia. Él me miró de vuelta, lo que me hizo apartar la vista. La ceremonia sucedió, y todos salieron al terminar para despedirse. Shion se acercó para saludarme, pero no tuve el valor para escucharlo. Intenté escapar, pero no me dejó. Me tomó por un brazo y me arrastró hasta él. Se disculpó por no haber aclarado las cosas antes, diciendo que a donde iría no estaba muy lejos, por lo que vendría de visita a verme. Mi corazón se aceleró, haciendo que mis manos comenzaran a sudar. El notó que mi rostro se sonrojo, soltando mi mano para aclararse la garganta. Me miró diciendo que yo le gustaba, y que después de graduarse volvería teniendo un futuro que ofrecerme. Mis ojos se llenaron de lágrimas. Shion acercó su mano para atrapar una de ellas. Él había logrado decir las palabras, que yo no tuve el valor de soltar. Mi corazón se había llenado de felicidad.

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